Del Taller de Espiritualidad del primer sábado de Abril
«Nuestra capacidad de conocer, sentir y percibir tiene dos niveles dos niveles: el que llamamos “mente”, que está al servicio de la necesidad y la supervivencia, y el que llamamos “Conciencia”, que es la condición del puro Testigo.» (p. 17)
« Cuando me identifico con la mente, como contrapuesto al mundo exterior –el de las objetivaciones–, entonces el Absoluto está fuera de mí y del mundo. Así cuando aparece la mente y me identifico con ella, aparece el mundo y aparece Dios. No obstante, lo mental no tiene ninguna existencia en tanto entidad separada; por tanto, tampoco la tienen, como entidades separadas, sus objetivaciones: el ego, el mundo y Dios.» (p. 21)
«Lo mental es el resultado de la identificación del puro Ser-Conciencia con el cuerpo. Esa identificación es el fundamento de la individuación y de la falsa entidad del ego.» (p. 23)
«La idea “yo soy el cuerpo-mente” crea la inquietud y el miedo porque abre a la amenaza de la muerte y oscurece la visión del universo» (p. 23)
«El ego y su mundo –y, por tanto, también el nacimiento y la muerte– se sitúan en lo mental. Si lo mental es destruido, todo [nacimiento y muerte] desaparece con él.» (p. 25)
«Mi ego verdadero no es la supuesta entidad autónoma venida a este mundo, es el Absoluto mismo desplegando y dirigiendo los procesos que este cuerpo requiere para vivir.» (p. 26)
«No soy ni lo mental ligado al cuerpo, ni las ideas de lo mental, ni tampoco el cuerpo. Mi ser es el Absoluto mismo desplegándose como un bucle del Ser-Conciencia, como si fuera una entidad individual.» (p. 26)
Marià Corbí, Más allá de los límites. Meditaciones sobre la Unidad, CETR, Barcelona 2009.
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